Muchas veces confundimos la procrastinación con falta de tiempo, pero eso no es más que una excusa que nos ponemos. En realidad, la procrastinación tiene un componente emocional muy importante.
¿Sabías que procrastinamos para no enfrentarnos a las emociones que nos genera esa situación que aplazamos?
Excusas – Distracciones – Incomodidades
Cuando nos surge una situación que nos genera una Incomodidad utilizamos Excusas, como la falta de tiempo, para no realizar esa tarea que nos incomoda. Y entonces, ocupamos ese tiempo en hacer otras actividades, a menudo menos importantes (Distracciones), pero más agradables y que nos producen una satisfacción inmediata y nos mantienen ocupados, para así poder justificarnos con excusas sobre la razón de aplazar esa tarea del tipo: “Es que era imprescindible que contestara ese correo en este momento” o “No puedo hacerlo ahora porque tengo que buscar esta información urgentemente”.
Se produce así un triángulo que repetimos generando cada vez más incomodidad ante la tarea que procrastinamos una y otra vez, cuando en realidad lo que no queremos es enfrentarnos a esa emoción que nos produce.
Este esquema suele repetirse ante situaciones similares y, cuando lo hacemos durante mucho tiempo, nos sentimos mal con nosotros mismos y tiene un coste importante, tanto para nosotros como para la productividad de la empresa si la procrastinación se produce en el entorno laboral.
Una de las señales que nos indica que estamos procrastinando es que cuando vuelves a recordar esa tarea o actividad pendiente que aplazaste en un inicio te genera sentimientos de culpa o remordimiento y vuelves al punto de partida.
Consecuencias de procrastinar en el trabajo:
- Las tareas pendientes te generan un gran consumo de energía.
- No te deja centrarte en otras tareas más importantes.
- Afecta a tu autoestima y estado de ánimo al no cumplir con lo que te has propuesto.
- No obtener los resultados que esperabas al no cumplir la planificación que habías hecho.
- Sentimientos de arrepentimiento o culpa.
¿Qué puedes hacer para dejar de procrastinar?
- Desayuna un sapo: Cuando aplazas una tarea durante todo el día no serás capaz de concentrarte al 100% en otras cuestiones. Por lo que lo recomendable es hacerlo a primera hora de la jornada, ponlo lo primero en la agenda, cuanto antes resuelvas esa situación antes podrás dedicarte a otras tareas, entonces si, al 100 % y sentirte liberad@.
- Observa en qué tipo de actividades pierdes el tiempo, puedes hacer un registro de actividades realizadas a lo largo del día. Haciendo este ejercicio podrás detectar dos tipos de actividades: Por un lado, qué tipo de tareas sueles procrastinar y analizar qué tienen en común. Es posible que detectes un patrón, algo común en todas ellas, algo a lo que no te gusta enfrentarte. Por otro lado, en qué tipo de actividades te sueles refugiar para evitar hacer las que procrastinas. ¿Reconoces algunas actividades en las que te refugias cuando quieres evitar hacer otras?
- Busca una tarea que te guste hacer y planifícala después de la que te incomoda. Será como darte un “premio” después de hacer algo que te cuesta, que te incomoda, pero obtendrás una recompensa si te enfrentas a ello.
- Haz una lista de todos los temas que tienes abiertos, de todas las tareas pendientes, piensa qué recursos y acciones necesitas para terminarlos y ponles una fecha para cerrarlos cuanto antes. Analízalas, si hay alguna actividad que te está consumiendo energía por no ser capaz de cerrarla y es una actividad que no te aporta nada, plantéate desecharla.
- Haz calendarios realistas cuando planifiques tus actividades y con planes de acción lo más detallados posibles, así será más fácil cumplir las fechas que te propones. Divide en tareas a corto plazo si se trata de proyectos o actividades más importantes, de manera que vayas consiguiendo pequeñas metas y cerrando parte del proyecto.
- Aprende a distinguir lo IMPORTANTE de lo URGENTE, y céntrate en lo importante. Aprende a delegar de manera eficiente y a diferenciar entre las tareas que puedes agendar o delegar, las que puedes desechar y las que debes realizar en el momento.
- Aprende a decir NO (de manera asertiva). A decir no a clientes, proveedores, compañeros, colaboradores… a menudo nos “cargamos” de tareas que no tenemos por qué realizar, sólo por no saber decir que no o por pensar que perderemos a ese cliente si lo hacemos.
- Detecta qué tipo de tareas son las que sueles procrastinar y averigua que emoción hay detrás, qué es lo que te está incomodando y qué puedes hacer para superarlo.
Recuerda que el problema es emocional, ¿qué es a lo que no te quieres enfrentar?, ¿Qué te da miedo? ¿Tienen algo en común las tareas que siempre aplazas?
Una vez que le hayas “puesto nombre” a lo que hay debajo de la procrastinación será más sencillo enfrentarte a ello y superarlo.